domingo, 26 de diciembre de 2010

Cinco reyes de otrora, sentados en sus cinco sillas de piedra muy fría, clavando y salivando un centro común.
El punto del círculo
El círculo de tu ojo
Los acordes
Muramos juntos
Abrazados con las manos

Los reyes vuelven a sus tronos.
El aire está cansado y reposa sobre sus regazos.
Las espadas, los
ojos cerrados
Para la eternidad

lunes, 20 de diciembre de 2010

Y al alba, tras los espejos dorados, observo tu cabello, tus curvas sobre mi carne. El calor el sol el verano me fatiga por dentro. Dormida sin soñar, siempre sin dormir.
Los relojes palpitan en las paredes amarillas. Intangibles y sonrientes, alrededor, susurrando entre ellos. Clavan sus pupilas en tus curvas, en mi carne.
Solo durmiendo dejo de oír. Durmiendo, durmiendo...
Volverás a mí.

sábado, 18 de diciembre de 2010

La lluvia que muerde mi esófago gritando para ser regurgitada. Mi conciencia muere, tú mueres. El frío invierno ahora nos aguarda. Las cintas se descorren, las almas ya se han separado. Las grandes esperanzas yacen olvidadas en la cama, y la almohada esperando para tragarme una noche más.

miércoles, 10 de noviembre de 2010

Secretos sin confesar golpeándome desde dentro. Necesito ayuda, ayúdame.
Por favor, quiero caer sobre tus brazos, quiero secar mis lágrimas.

El aire frío nos rodea y nos separa. Las palabras contadas. Cada gesto se repite sin cesar en mi memoria, ojos clavados en otros, ámame.

¡No te vayas! Pero ya te has ido.

viernes, 8 de octubre de 2010

El universo se apoya sobre mí, pesa

  pesa tanto.


Negro, contracción. Tan impasible. Tan ajeno, tan expectante. Me mira, me está mirando. Nunca deja de mirarme.
No es Dios, no piensa, no reacciona. Es solo masa incoherente, vacío y denso.
Pero aun así me observa...

A mí, a mi vida. Solía ser humano. Mi existencia ahora es coja, alargada, repentina. Planificada.
Quiero cerrar los ojos, dormir y que el tiempo pase deprisa. Que no se detenga a observarme, que no me abrace. Caer eternamente.

miércoles, 22 de septiembre de 2010

Aquella tristeza que te agarra y te introduce, que clava tacón y pisa. El dulce y terrible pensamiento último, aun cuando siempre acaba en paranoia. Las tantísimas palabras abortadas en mil labios inútiles.

Miras y cruces de ojos en vacíos de gente vacía. Gente nunca llena, gente de ojos cerrados. "No me atrevo", aires y no me atrevo. Esos pensamientos malolientes clavados en el lóbulo frontal. (Suplico) Dios, si existes, háblame. Háblame y no calles, o calla para siempre.

jueves, 16 de septiembre de 2010

Me hundo por placer. Cinco segundos más. Cinco segundos más.


¡Ayuda a escapar de mí mismo! ¡Pánico! En las alas de las moscas, siento el pánico. Lo bebo, lo huelo.
Hay algo que le rodea el cuello, que le araña. La sangre no emana, la sangre es tragada. Bajo la piel, nadie sabe lo que ocurre ciertamente.

lunes, 13 de septiembre de 2010

Nosotros estamos.
Cuando las nubes se agazapan y se retuercen, pueblan las hormigas nuestras arterias y la cama reaparece deshecha.

Cuando se esconde y nos encuentra, cuando el ojo brillante grita y agoniza.
Te querré cuando hayas hablado y yo haya escuchado. El destornillador que te mencioné sigue en la mesa, y no lo has recogido. ¡No lo has recogido...!

viernes, 10 de septiembre de 2010

S

Se sienta y lo mira. Ahí, sentado en su silla, con la pierna derecha sobre la pierna izquierda. Ahí, pedante, orgulloso y tomando notas sobre su cuaderno de hojas arrugadas. Resopla como un ignorante burro, y después suspira, casi cerrando los ojos y levantando una de las dos cejas. Tras esto uno piensa.

Cuando cree que ha pensado le pregunta.
-¿Qué hay?
Y pobre chico, mitad amedentrado mitad bravo, responde:
-Nada.


Complacido, el doctor pone la pierna derecha junto a la pierna izquierda y se levanta. De pie, incorporado. Con su metro sesenta de maldad y desgracia. Y vuelve a suspirar como una doncella aburrida.
-Estoy cansado de ti, chico. Vete a tu casa y reflexiona sobre lo que deberías haber respondido.
Y el niño se va, mitad dolido mitad indiferente. Abre la puerta rápido, cierra la puerta despacio. Mirando por la rendija, mientras se escapa de la habitación, ve al doctor sonriéndose.
Todos piensan que ese hombre cobra por no hacer nada. Él piensa lo contrario. (O cree pensar.)

viernes, 27 de agosto de 2010

Te despiertas envuelto en sábanas pegajosas, al lado de tu chica de las mañanas. Le pegas una patada, un par de puñetazos en las costillas. Pero no importa, porque le has pagado. Y con el dinero en la mano y la nariz sangrante, ella te sonríe y te pregunta si quieres otra más. Tú ya estás desnudo. Asientes con la cabeza y también le sonríes. (¡Todos felices!)
Abandonas la habitación por la ventana. Escalas con las manos crujientes por la pared de ladrillos rojos. Por la pared de ladrillos rojos te resbalas, caes y ¡crack! Sí que importa porque esta vez no te han pagado.
Maldices y farfullas y suspiras. Corres por la carretera enseñando lo que hay debajo de tu ropa. Sientes el asfalto mordedor arañándote los pies. Y estás contento, porque corres, corres y corres. El alcohol se evapora por tu piel y tus esputos. La boca te sabe a sangre. Sangre terriblemente dulce.

Y cuando llegas a tu destino no puedes mirar atrás. No puedes.
Te ríes y no sabes por qué.
Después te tumbas en la carretera. Ahora estás esperando a un conductor ebrio.

viernes, 16 de abril de 2010

Más que escribir, cago

Respiro por la boca y mi cerebro hace cosas.
Ciclos, todo todo son ciclos. Naces, te mueres, naces otra vez, te mueres otra vez. Y la gente a la que les importas ríen, lloran, ríen otra vez y lloran otra vez. Y lo peor de todo es que nunca se inunda nada. Siempre hay demasiado tiempo para que se evapore. Y nadie se da cuenta. Parece que nada es aleatorio, que sigue un patrón determinado, que simplemente se repite de nuevo. Hasta esto es un tema recurrente, espera que lo diga... ¿ciclo?
Lo que pasa es que hay tantas cosas que pueden pasar. Pero siempre pasan las mismas.
Mientras tanto, mi cerebro hace cosas. Y respiro, por la boca.

lunes, 22 de marzo de 2010

Desvaríos para rellenar

Tú, sí, tú. ¿Alguna vez te has decidido a hablarme? ¿Me has mirado, siquiera?
Eres bonita y eres algo. Te odio. Cómprate una moto y después me compras un motor. Y después te matas y me regalas la moto y yo te regalo el motor. Y si acaso después me mato yo. Sólo si me lo pides por favor.

miércoles, 17 de febrero de 2010

El tiempo se escurre por el agujero del lavabo

La gente suele decir que pierdo el tiempo.
Con la nariz atascada, abro la boca y tomo una bocanada con esfuerzo. Los labios se resecan y se resquebrajan. Una sensación extraña se mueve dentro de mí. Los ojos empiezan a crear lágrimas. El tiempo, el tiempo. Se me escapa. Es tan grande que no lo abarco con mis brazos. No sé manejarlo, no lo controlo, me sobrepasa. Y me paso horas con los ojos muy abiertos, la boca muy abierta, la mente muy cerrada. Sin pensar, en una postura incómoda. Y a veces también me duele todo pero no me levanto. Sigo sentado, perdiendo mi tiempo, oyendo cómo se resbala. ¡No puedo cerrar el grifo! Vaya problema, me voy a ahogar.

jueves, 4 de febrero de 2010

Mientras se atragantaba con la goma de borrar, pensaba en su ti. Debería darte vergüenza que alguien piense en ti justo en ese momento. Es como si fueses un castigo. Sí, verte en los últimos instantes antes de asfixiarse debe ser aterrador.
Bueno, sé que pensaba en ti antes de que me lo contara, por la cara que puso. Eres vomitivo, o incluso vomitiva.

Paco se pregunta por qué su vida es como es. Él la vive, él la siente, él es parte de sus momentos. No es uno más, es el protagonista. Paco muchas veces ha querido hacer otras cosas, ha querido probar cosas nuevas. Paco murió ayer. Paco era un gilipollas.

Es extraño. He escrito todo esto sin pensar absolutamente en nada. He dejado a mi subconsciente libre, libre. Quizá este sea el verdadero reflejo de nuestra mente calenturienta y monstruosamente humana, porque desde luego el que escribe estas últimas palabras no soy yo. Es mi cerebro. Sí, mi pt cerebro.
(Se nota que es él porque no ha dejado a mi mano escribir puto).

Paco es un nombre muy estúpido.