jueves, 16 de septiembre de 2010

Me hundo por placer. Cinco segundos más. Cinco segundos más.


¡Ayuda a escapar de mí mismo! ¡Pánico! En las alas de las moscas, siento el pánico. Lo bebo, lo huelo.
Hay algo que le rodea el cuello, que le araña. La sangre no emana, la sangre es tragada. Bajo la piel, nadie sabe lo que ocurre ciertamente.

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