sábado, 18 de diciembre de 2010

La lluvia que muerde mi esófago gritando para ser regurgitada. Mi conciencia muere, tú mueres. El frío invierno ahora nos aguarda. Las cintas se descorren, las almas ya se han separado. Las grandes esperanzas yacen olvidadas en la cama, y la almohada esperando para tragarme una noche más.

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